Queremos a nuestro profe

El profesor se había puesto malo, y fue otro para sustituirle a clase. Explicó a los alumnos que su profesor estaba enfermo y que él se quedaría con ellos durante el día. Cuando comenzó la clase uno de los chicos levantó la mano:

- Perdone, pero nuestro profe eso lo explica de otra manera.
- A bien, hay otra forma, vamos a hacerlo como él lo hace.

Unos minutos más tarde:

- Perdone, pero eso ya nos lo explicaron el otro día
- Perfecto, entonces vamos a seguir con estas actividades
- Es que nuestro profe cuando nos pone actividades pone música clásica bajita.
- Pues la ponemos, ahora la busco.
- Y además va pasando por las mesas para ver como lo estamos haciendo y si tenemos dudas

Tuvo que parar y explicarle a los alumnos que cada profesor trabaja de una manera, y que él no podía hacer todo exactamente igual que lo hace su profesor habitual, que ellos tenían que saber adaptarse. A lo que uno de los alumnos responde:

- Ya, pero es como si llegamos a casa y tenemos otra madre distinta. Nosotros estamos acostumbrados a ella igual que a nuestro profe.

Cuando terminó la clase, el profesor sustituto salió con un propósito claro. Hablar con el profesor que estaba enfermo para aprender de él, porque con su comportamiento y su modo de hacer las cosas había logrado el objetivo que debe tener todo maestro; enseñar a sus alumnos, queriéndoles y enseñándoles a querer. Cuando ponemos amor, cariño y entrega en las cosas que hacemos, siempre sacamos frutos buenos.

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